«Lipsynch»

MAGISTRAL MARATÓN LEPAGE

Texto e interpretación: F. Bédard, C. Belda, R. Blankenship, L. Castonguay, J. Cobb, N. García, M. Gignac, S. Kemp, R. Miller, H. Piesbergen. Texto y dirección: R. Lepage. Escenografía: J. Hazel. Diseño de iluminación: É. Boucher. Diseño de sonido: J-S. Côte. Compañía Ex-Machina/ Théâtre Sans Frontières. Festival de Otoño. Teatro de Madrid. Madrid, 2-XI-2008. ★★★

Algún que otro espectador de «Lipsynch», el maratoniano espectáculo de Robert Lepage, recordaba dos montajes históricos: el «Mahabharata», de Peter Brook, y «La Trilogía de los Dragones» del propAñadir imagenio Lepage. Y no por cercanía estética, sino por su duración. El canadiense se alarga hasta las ocho horas y media, casi nueve, de función (dos de ellas se reparten entre varios descansos). Se dice pronto. Y se ve pronto: en un suspiro se pasa esta jornada con tartera (más de uno se llevaba la merienda) que sólo un grande puede permitirse. Comparar es injusto: «Lipsynch» es un prodigio de ingenio por sí solo que reúne todos los lenguajes, obsesiones y universos de Robert Lepage.

La perfección es imposible en una obra totémica que es tantas a la vez. Es lógico que en «Lipsynch» haya picos y valles; quien firma eliminaría una grotesca escena de un entierro en Canarias, que roza lo folclórico, y limaría una hora y media de aquí y allá. Pero, baches aparte, Lepage desenfunda su arsenal de recursos e inteligencia. Los 50 primeros minutos son sencillamente inolvidables: el arranque, al ritmo de la «tercera» de Górecki, merece estar en cualquier antología.

El mensaje del director se mueve en dos niveles. El primero, es narrativo, con algo de «culebrón»: la historia de una búsqueda de identidad. Un joven cuya madre muere en un avión, una soprano que lo adopta, un médico que se enamora de ella, una paciente con un tumor, una prostituta que sufrió abusos... Lepage va cerrando el círculo a través de éstas y otras historias para llegar a la última, titulada «Verdad», un viaje inverso a las raíces de una vida.

Pero hay una segunda lectura, profunda, más interesante, que reflexiona sobre la importancia de la voz. Lepage explora cuestiones como el «playback», la afasia, el doblaje cinematográfico, la logopedia... El sonido cobra protagonismo en esta vibrante e ingeniosa exploración en la que el Peter Pan canadiense sigue enseñando y sorprendiendo con sus escenarios móviles, sus proyecciones de textos, sus personajes que aparecen y desaparecen... Un reparto internacional de primera (Lepage no es sólo un loco de los juegos tecnológicos: elige y dirige como pocos a sus actores) hace creíble cada pieza de este maratón que vence a la pereza y redescubre a un genio contemporáneo.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo, sobre la escena que se desarrolla en canarias. cualquiera se da cuenta de que esa parte de la pieza está metida con calzador o al menos desentona un poco. Si uno saca la lupa de detective y se mete en la página web de la "Lipsynch", puede apreciar que en la ficha de producción pone "Coproduced by Cabildo Insular de Tenerife", y con esto NO quiero decir que a cambio de algunos millones para la producción del espectáculo, el Cabildo de Tenerife haya "propuesto" que en la pieza aparezca el nombre de las islas ( el espectáculo recorrerá múltiples lugares del mundo y sería bueno para un archipiélago que vive del turismo que su nombre se pronuncie allende los mares) pero bueno, esto solo son suposiciones, yo en realidad NO se nada del asunto. Pd: que conste que no soy funcionario de ninguna parte.

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