%5B2%5D.jpg)
Idea y dirección: Rodrigo García. Intérpretes: Patricia Álvarez, David Carpio, Amelia Díaz, Rubén Escamilla, Juan Loriente, Nuria Lloansi, David Pino, Daniel Romero, Víctor Vallejo, Isabel Ojeda. Iluminación: Carlos Marquerie. Animación: Cristina Busto. Vídeos: Ramón Diago. Música: Tape, Chiquita y Chatarra, David Pino y David Carpio. Festival de Otoño. Matadero Madrid-Naves del Español. Madrid, 14-XI-2008. ★★★★
Uno de los creadores más transgresores de la escena española -e internacional- parece haber cambiado la revolución por la evolución. Ya en «Aproximación a la idea de la desconfianza» (2006), su anterior montaje visto en Madrid, se encaminaba más a la reflexión íntima que a las consignas político-sociales. Este «Versus», uno de sus más hipnóticos montajes, se aleja del antiguo Rodrigo García, del que quedan por supuesto marcas de la casa: su obsesión por la comida esparcida, por los animales, está presente aunque minimizada; las acciones de sus actores son cada vez más verbales, menos físicas, aunque hay momentos en los que los cuerpos y el descontrol priman.
Espectáculos como «Compre una pala en Ikea para cavar mi tumba» o «La historia de Ronald, el payaso de McDonalds» eran impactantes, con su despliegue de materias orgánicas. Pero el estancamiento del lenguaje creativo empezaba a ser el peor enemigo del autor y director. El hispano-argentino ha sabido concentrar sus mensajes en su texto y en las escenas que propone, no narrativas, que son tan poderosas como las antiguas pero que buscan terrenos y ritmos nuevos. Pienso en el humor sutil de los mensajes y anuncios por palabras que esconde un plato de espaguetis, en el macabro proceso de embalsamamiento de un muerto, en la violencia ejercida contra una joven atada, en unos globos aislados iluminados desde el interior o en el uso de animaciones.
Rodrigo García deja de ser en «Versus» una marca de modernidad y abraza mundos impensables antes en su obra, como el flamenco. La unión de dos cantaores con un dúo de punk (muy «cañeras» estas Chiquita y Chatarra) ofrece momentos de auténtico temblor. Pero parece como si García ya no tratara de arreglar el mundo y prefiriera entender la vida y sus contradicciones. Quizá por eso, el zénit de «Versus» se alcanza en un doble monólogo sobre las «putadas» que nos hacen. En «Aproximación...» apuntaba este camino sin atreverse a romper con el resto de su obra. García ha crecido: «Versus» es valiente y, quizá, un punto de inflexión en su obra.
Por cierto, poco hay del bicentenario de 1808, pilar inicial de este encargo de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Es lo que tiene trabajar con creadores libres. Al menos ha servido para verle en el Festival de Otoño.
En lo del bateo como última obra ya incluía Sevilla. De hecho hace un siglo que no voy al teatro en mi ciudad. La última que vi fue "Romeo y Julieta" y fui con mi colegio de Primaria. Así que puedes hacerte una idea. jajaj
ResponderEliminarCómo las obras que se representan en Madrid... aquí no hay. Para un par de ellas que vienen aquí de gira, vienen en fechas que no puedo ir. Pero bueno, estoy deseando volver y ver algo de calidad ;)
Saludos