
Autor: Anton Chéjov. Versión: Juan Mayorga. Dirección: Gerardo Vera. Intérpretes: Pere Arquillué, Mónica López, Carmen Machi, Elisabet Gelabert, María Pastor, Andrés Ruiz, Gonzalo Cunill, Antonio Medina, Roberto San Martín, David Luque, Sonsoles Benedicto, Jesús Berenguer, Toni Agustí, pep Cortés, Jordi Dauder, Raúl Fernández, Antonio de la Fuente, Paco Obregón, Yuri Sídar. Teatro María Guerrero. Madrid. ★★★
Hay dos obras encerradas en «Platonov». Una, magistral, recorre la primera parte, insólita para un texto de juventud de Chéjov considerado inacabado. Quizá lo fuera, pero el retrato de una sociedad finisecular decadente está a la altura de sus mejores dramas: podría ser un «Tío Vania» mezclado con «El gatopardo». Ofrece ésta un disfrute de frases como cuchillas –se agotan los elogios para Juan Mayorga, que firma esta adaptación– en boca de personajes inmersos en conflictos. Entre ellos, brilla el ácrata Platónov, un hombre libérrimo, molesto para el poder que encarnan los oligarcas e incómodo para sus amigos, pues no calla ante la mediocridad.
Otra obra bien distinta aparece en la segunda parte, donde afloran dos pecados de juventud: la vehemencia y la impaciencia. Chéjov remata su «mäelstrom» social con un folletín romántico en el que cobra demasiado peso lo donjuanesco del protagonista.En cualquier caso, se trata de un bello montaje del Centro Dramático Nacional, aunque la concepción escénica de Gerardo Vera, apoyada en lo estético –la austera escenografía, como el vestuario, remiten a su «Rey Lear»–, es vigorosa al comienzo y flaquea en paralelo al texto, según se satura de tragedia.
Lo que no tiene tacha, a grandes rasgos, es el reparto. Soberbios son el Platonov de Pere Arquillué, todo emociones, y la generala de Mónica López, una actriz con mayúsculas. Carmen Machi y Elisabet Gelabert redondean el apartado femenino con interesantes trabajos.
Foto: Ros Ribas
El inicio es bastante prometedor: el escenario se convierte en una composición coral donde los sucesivos personajes entonan una armonía dialógica con un elevado sentido del ritmo. Catorce llegan a ser en un momento determinado los actores que pueblan las tablas creando un dinámico entramado de voces y posiciones muy elaborado y efectista.
ResponderEliminarA este arranque turbulento contribuye el buen hacer de Arquillé, dotando a Platonov de una fina ironía que no se capta, con esa amplitud, en la propia lectura del texto chejoviano. También son importantes en este alboroto escénico del inicio los actores Paco Obregón y Antonio Medina que, aunque un poco sobreactuados, imprimen un vértigo frenético que capta la atención de los espectadores.
Pero una vez llegada la cena y los posteriores fuegos artificiales todo se derrumba como un frágil castillo de papel con un fuerte olor a pólvora mojada. Aquello no hay por donde cogerlo. El disparate se acentúa en un rocambolesco serial lacrimógeno de escenas en collage que se pisan unas a otras sin sucesión de continuidad.
Cabe destacar el impostado sentimiento que surge del pecho de Carmen Machi, la mediática Aida, que como nuestro conocido Juan Rana es incapaz de despojarse de su máscara y ser otra, convirtiendo su papel de Sacha en una marioneta ridícula e hiposa. La única que salva el tipo de este descalabro es Mónica López, con una actuación seria y con una envidiable presencia en escena.
Por lo demás poco. La puesta en escena es sobria, predominando el decorado simbólico, haciendo uso de las tecnologías de la imagen en la escena del tren, demasiado elaborado para su fugaz presencia, o en los fuegos artificiales, aquí si me parece un acierto el uso de los focos de luz proyectados sobre el techo abovedado de la sala. La figuración de los personajes también está muy conseguida, destacando los vestidos utilizados por Mónica López o Elisabet Gelabert, en su papel de Sofía.
En definitiva una apuesta demasiado arriesgada por parte del CDN al elegir una obra incompleta de juventud del maestro Chejov, que duraba más de siete horas, para naufragar completamente y convertirse en el hazmerreír de los espectadores, por lo menos de los que estuvimos el día 24 de abril.
pues yo estoy más de acuerdo con juan sin credo que con miguel ayanz,
ResponderEliminaryo también me rei, y hasta me desesperé,