«Enamorados anónimos»


QUÉ PENA, PENITA, PENA

Libreto: David Serrano, Daniel Sánchez Arévalo, Fernando Castets. Dirección musical: Javier Limón. Dirección escénica y coreografía: Blanca Li. Reparto: Mara Barros, Carlos Vargas, Alejandro Vargas, Alba Flores, Susana Guerrero. Teatro Rialto, Madrid.

El repertorio de nuestro folclore es tan hermoso y amplio que clamaba al cielo que nadie hubiera montado un musical con la copla como materia prima musical. Así que vaya, de entrada, mi respeto por la idea de «Enamorados anónimos». ¿Por qué no van a poder competir Quintero, León, Quiroga y los temas que cantaba Miguel de Molina con las importaciones de Broadway?
La selección es correcta: no está todo lo que es en copla (imposible) ni es todo lo que está (hay injertos de Sabina), pero nada desentona. Sin embargo, el resultado es discutible. En el «haber», un guión ágil y divertido a partir de un hallazgo argumental (por desgracia, se agota pronto): una clínica de rehabilitación donde la gente va a «quitarse» del amor.

Se nota el estilo campechano de David Serrano en el equipo de libretistas: no estamos ante estetas literarios pero sí guionistas engrasados. Antevoces como la de Carlos Vargas uno piensa en los grandes, es alma pura de copla. Y hay actores por descubrir como Alejandro Vega o Mara Barros. Otras gargantas son dulces (Ondina Maldonado) y sorprendentes (Sandra Carrasco y Mariola Membrives). Más virtudes de esta producción: algunos arreglos musicales de Javier Limón, que actualizan la copla y la acercan al público joven.
Pero ni todos los arreglos brillan (daba pena, penita, pena oír esa «Bien pagá») ni la belleza del repertorio salva los «debe» del montaje: el primero, la concepción estética, en colores chillones y con momentos de juzgado (¡esos bailarines disfrazados de corazones!). ¿Por qué lo popular ha de estar reñido con lo elegante? Las coreografías, metidas con calzador, de Blanca Li, recuerdan a aquellas chicas-florero de Lazarov. Un musical es otra cosa, un todo en el que se baila si la escena lo pide. Habrá que esperar para entender que la copla puede dar un musical de altura.

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