UN LOPE DE VEGA FRÍO
Autor: Lope de Vega (atribuido). Versión y dirección: Eduardo Vasco. Reparto: Daniel Albaladejo, José Vicente Ramos, José Ramón Iglesias, Muriel Sánchez, Mon Ceballos, Jorge Calvo, Artueo Querejeta... Teatro Pavón. Madrid. ★★
La Compañía Nacional de Teatro Clásico vuelve a un Lope de Vega –de dudosa atribución, eso sí, pero no hay aquí espacio para discutirla– muy representado, aunque también inquietante, un texto que deja frío al espectador de hoy, una tragedia seca, sin concesiones. Las tropelías del Rey Don Sancho, que ve en el poder un vehículo para sus deseos más bajos, sin atender a razones ni barreras, no encuentran castigo. Claro que al menos Lope sitúa a cada cual en su lugar moral, y algo es algo, dado el contexto de la época. Pero es difícil comulgar con un texto en el que el fénix tira de carpintería y oficio, e igual que lleva al monarca a encapricharse de la bella Estrella y a ser capaz de encargar un asesinato por ella, –hay, es cierto, un hermoso laberinto de azares crueles en el encargo– borra de golpe su pasión sin justificar el por qué.
Como si se encontrara incómodo en este texto tan inasible, Eduardo Vasco abandona la frescura de sus últimos montajes –esas deliciosas «Bizarrías de Belisa» o «Las manos blancas no ofenden»– para adentrarse en una tragedia que aborda con austeridad minimalista: un escenario en maderas lisas y unos cubos del mismo material que dan algo de juego, junto a un vestuario contemporáneo en trajes grises. Con los habituales buenos trabajos del reparto consolidado de la CNTC: Arturo Querejeta, como un atribulado Busto Talavera, el siniestro monarca de Daniel Albaladejo, o la fuerza de Muriel Sánchez, la Estrella del título, entre otros, el montaje se mantiene en la media de calidad dque viene manteniendo esta CNTC, aunque no pasará a sus anales.
La distinción más importante que cabe señalar en la dramaturgia de la Estrella de Sevilla es la existencia de un magnífico y elaborado trabajo del grupo actoral, que rejuvenece y rehabilita el clásico con una puesta en escena de muy buen gusto y elevado nivel.
ResponderEliminarEl escenario está delimitado por veinte planchas rectangulares de un color caoba claro, que forman las tres paredes entre las que se desarrolla la acción; en el centro de la escena existe una tarima con cinco planchas y alrededor siete prismas -también rectangulares- móviles, que serán manipulados por los actores para crear diversos ambientes según lo necesite el discurso del texto teatral. Además los actores siempre están en escena, sólo la abandonan los que mueren, creando espacios, formas, presencias que dominan y determinan la creación de una espesura dramática muy sugerente y significativa.
Aparte de este excelente trabajo colectivo, existen momentos en la obra donde destaca la actuación individual de algunos de los actores principales. Por ejemplo es digno de mención el binomio compuesto por el rey don Sancho, interpretado por Daniel Albaladejo, y don Arias, cuyo papel desempeña Francisco Rojas; el primero sin más atributo que su presteza y elegancia, el segundo por su enérgico torrente de voz que ensancha los designios humanos de la tragedia (aún está fresca en nuestra memoria su actuación como rey Melchior, declamando vernácula, -bajo la batuta de Ana Zamora que actualmente dirige Ligazón de Valle- en el Auto de los Reyes Magos, durante el pasado mes de diciembre en la Sala Abadía)
Otra pareja que también cobra protagonismo, en el último tramo de la obra, es la de Sancho Ortiz de las Roelas, Jaime Soler, acompañado del bobo Clorindo, personaje realizado por Paco Vila, sobre todo en la parte donde el Cid de Andalucía pierde momentáneamente el juicio y cree descender a los infiernos, cual un Dante sevillano. Por último, en esta puesta en escena tan masculina -pues de los quince actores sólo dos son mujeres y una de ellas no está más de media función entre las tablas- es admirable aquella en la que Estrella Tavera, brillantemente representada por Muriel Sánchez, vestida de novia, se entera del asesinato de su hermano a manos de su prometido Sancho Ortiz, culminación de la tragedia, arquetipo de la desolación.
En definitiva, una meritoria dramaturgia la de Eduardo Vasco con este clásico de nuestro Siglo de Oro, donde también es reseñable el vestuario de etiqueta de los personajes y los fragmentos musicales que avivan la intriga de la obra, pertenecientes al grupo experimental alemán de los primeros setenta C.A.N. (Comunistas. Anarquistas. Nihilistas); además, de la misma manera, es importante para el éxito de la representación la cadencia de un verso limpio, suave y la difícil apuesta por una versión bastante fiel, exceptuando algunos pequeños ajustes de personajes y situaciones.
Maravillosa Muriel Sánchez como Estrella Tavera. Tuve la oportunidad de conocerla en "Romances del Cid" como actriz y cantante, y ha vuelto a emocionarme de la misma manera. Jaime Soler, todo un descubrimiento, en un elenco que parece renovarse con jóvenes incorporaciones. Arturo Querejeta y Daniel Albaladejo, en su línea habitual de solvencia y calidad interpretativa, y el resto del elenco (mencionaría a todos), apoyando una sencilla puesta en escena de un gusto exquisito, la mejor que he visto de Eduardo Vasco.
ResponderEliminarPude ver "La Estrella de Sevilla" en Almagro, y si pudiese, volvería a repetir (creo que continúan gira la próxima temporada, aunque no sé exactamente por dónde). La recomiendo a todos los teatreros.
Antes de nada, decir que soy una seguidora habitual de este blog, mis felicitaciones por sus contenidos. Soy también amante del teatro y gran seguidora de la CNTC, he estado mirando su página con los espectáculos de la nueva temporada y efectivamente continúa "La estella de Sevilla" (os la recomiendo encarecidamente) con gira nacional- Córdoba, Toledo y Granada- y por Sudamérica y Lisboa. Podéis verla en la página
ResponderEliminarhttp://teatroclasico.mcu.es/es/temporada/verobra.asp?id_obra={ECB449A5-6919-4C52-BF92-AB2F482F3E7D}&sec=6